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Páginas de comedia a costa de un abogado entre disparates

Humor corrosivo en La odisea del Labrador ideada por Juan F. Marín a partir de un singular picapleitos

Este libro es un disparate, ahí está su interés. Juan Francisco Marín enreda a su protagonista, un singular abogado, en un relato en el que el sentido común vuela por los aire. Una explosión descontrolada de disparates con sentido del humor es lo que ocurre en las páginas de La odisea del Labrador, su libro que está disponible en Amazon en formato digital y también en papel con tapa blanda. El protagonista es un abogado aficionado al anís que actúa en un cabaret. Nada más empezar la lectura ya aparece en un tugurio de los bajos fondos, jugándose el pellejo y después el argumento lo va a embarcar en un crucero donde navega con otro personajes no menos estrafalarios. 

El humor ya se desparrama antes de la primera página, porque de entrada el autor decide que una de las personas a las que va a dedicar su obra, junto a otras muy valiosas de su círculo personal, es George Lucas. Simplemente porque sí. Se la dedica al cineasta de la Guerra de las Galaxias. El afamado cineasta de hecho también influye en el curso de los acontecimientos de esta comedia, cambiando la fortuna de su protagonista, que no deja escapar una oportunidad cuando se le presenta. 

En La odisea de Labrador hay locales de bajos fondos, millonarios, miseria, riqueza obscena, de todo al servicio del disparate continuo sobre el que se sostiene para alimentar el sentido del humor. Es una aventura cómica narrada a alta velocidad con altas dosis de cinismo y desenfado. 

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