Palabras contra imágenes
Cuando me corto con el borde de un papel siento un cierto ridículo porque pienso que parece mentira que algo aparentemente tan inofensivo como una hoja, ligera y fina, pueda hacer tanto daño, pero lo hace, vaya que sí lo hace. Hace cortes muy dolorosos y profundos, tanto que no se raro que incluso se derrame sangre. El papel de inofensivo tiene poco y lo mismo pasa con las palabras.
Nadie con dos dedos de frente subestima el poder del lenguaje, un poder inmenso, y sin embargo está pasando a escala social. Las masas están sometidas a un bombardeo de imágenes que está desviando su atención sobre la palabra. Una imagen vale más que mil palabras. Mentira, la experiencia demuestra que no es así y que unas pocas palabras, bien combinadas, son capaces de hacernos dudar de lo que vemos con nuestros propios ojos.
Las élites lo saben bien y por eso desvían la atención de las masas, entreteniéndolas con imágenes que les roban tiempo para cultivar el don de la palabra, tal peligroso para su dominio. Tik-Tok ejerce una poderosa influencia sobre la sociedad, en especial los más jóvenes, hipnotizados delante de una pantalla que deslizan impulsivamente con sus dedos como si fuese, que lo es, un
carrete con un hilo infinito en el que son pescados tras morder el anzuelo. Asusta el potencial adictivo de Tik Tok porque despierta una sed de imágenes que nunca se va a saciar. Cuanto más tiempo se pasa delante de la pantalla mayor es esa sed de ver más y más, pero a diferencia de otros pasatiempos, como los crucigramas, que entrenan el intelecto, Tik Tok embota la mente.
Las masas mientras tanto no saben lo que se pierden, ya que el placer instantáneo de las imágenes se queda en nada en comparación con el que proporciona la palabra cuando se conecta con ella. Es la imagen frente a la imaginación.
Siendo optimistas llegará un día en que el público se empache de tantas imágenes y cese ese bombardeo debido a la saturación. Que acontezca ese aburrimiento que da lugar a la realización cuando se supera. Pero hoy por hoy no parece que ese día esté cerca.
Aun así, conviene prepararse para ese momento y reivindicar el poder del lenguaje como resistencia frente a la dominación mediante las imágenes. Que nadie subestime ese poder de la palabra ni espere a hacerse sangre para descubrirlo.
Por Alicia Cofres, fundadora de Clickteratura